martes, 19 de mayo de 2009

Preguntas

¿Tan complicado es entender que en los establecimientos de venta de comida no pueden entrar animales?
(Algunos, disfrazados, entran en dos patas. Y a ésos, es difícil detectarlos)

miércoles, 6 de mayo de 2009

Consejo para consumidores III

Si lo que desean comprar es comida, por favor, lean la carta y recién después de haberla leído, pregunten lo que no entiendan; no antes. Lean todas las palabras, las de letra chica y las de letra grande. No pregunten cuál es la diferencia entre dos cosas que no tienen nada en común, porque se nos haría, a nosotros los vendedores, muy difícil darles una respuesta acertada.

jueves, 19 de febrero de 2009

Despedida provisional

Dentro de poco la fuente de inspiración para estos escritos se acabará. La avaricia es obscena, la gente sin escrúpulos y desconsiderada abunda, no tiene nacionalidad, prolifera aún en épocas de crisis.
Me iré dentro de dos meses, con la frente alta, y mi mostrador a cuestas, por supuesto, dejándole al avaro de turno lo básico: sus cuatro paredes, y sus puertas. Nada más.
Encontraré, ya que mi terquedad me obliga, un lugar idóneo para instalar mi mostrador, y proseguir con mis crónicas.
Si me demoro en las entregas es porque el bajón que representa dejar este lugar es inconmensurable, y asimilar la partida siempre es duro.

viernes, 6 de febrero de 2009

Ver para creer. Leer es crecer II

A una obsesiva del lenguaje como yo no se le puede pasar por alto dejar constancia por escrito, con pelos y señales, de todo lo que lleva cada uno de los platos que vendo. Por lo tanto, cuando me preguntan qué lleva tal cosa, mi respuesta siempre es “acá lo dice”, señalando la carta.
La lectura, que para mí fue siempre un placer, para el común de la gente es una simple tortura. Tal vez suene mal que reconozca que me regodeo mirando los ojos de los clientes mientras vagan por la escueta carta, intentando descifrar esa maraña de letras, viendo cómo van de un lado para otro sin saber dónde mirar, qué leer, buscando tal vez un dibujito para saciar su curiosidad y/o su falta de imaginación.

Se supone que las personas podemos evocar objetos en su ausencia, de ahí que podamos decir "mesa" o imaginárnosla sin necesidad de tenerla enfrente. Esta es una capacidad que adquirimos alrededor de los dos años de vida, pero que algunos, conforme pasan los años, la van perdiendo. Si no hay un dibujito o una foto, no hay manera de que puedan representarse mentalmente ni media oración.

En lo particular (y para no ser menos que otros), me costaba mucho imaginarme gente alfabetizada que no pudiera evocar algo sin tenerlo delante de sus narices. Hasta que lo vi.

domingo, 25 de enero de 2009

Consejo para consumidores II

Si desean que se los salude y se los tenga en cuenta, salude usted al entrar, así, si estamos ocupados, sabremos de su presencia. No tosa: esa técnica está más que obsoleta, y además, después le dolerá la garganta.

miércoles, 21 de enero de 2009

Incomunicados

El joven llega, pide, se sienta y comienza a manipular su telefonito. A los dos minutos le digo: “Tu pedido ya está listo”. Un ligero movimiento de cabeza y un continuo teclear me hacen dudar de si comprendió el significado de mis palabras.Unos minutos después: “Acá está lo que pediste”. Otro asentimiento, y el jueguecito con los dedos en las teclas.Al cabo de un rato: “Se te va a enfriar, ya lleva cinco minutos listo”.
Se levanta el joven, dejando de prestar atención al aparatejo. Pregunta cuánto es, paga. Le señalo su pedido, no lo toma, vuelve a sentarse a continuar su labor.A los diez minutos quita la vista de la pantalla y eleva sus ojitos hacia su anhelado objeto de deseo alimenticio y exclama: “¡Ah, ya está! ¿Por qué no me avisa?”
El joven toma su pedido y se va ofendido.

miércoles, 7 de enero de 2009

Animaladas III

- ¡Hola! Puedo entrar con el perro.
- Hola. No.

- ¿Y si lo llevo en brazos?